La privacidad es el ámbito de vida privada que se tiene derecho a proteger de cualquier intromisión, así lo define la Real Academia Española (RAE). La importancia de la privacidad se remonta a los inicios de la humanidad y ha adquirido mayor importancia desde la revolución industrial hasta transformarse en el principal activo de las personas y empresas en la sociedad de la información contemporánea.
En la actualidad, cuando hablamos de privacidad, ya no podemos hablar solamente de cuidar el interior de nuestras cosas u oficinas con cristales oscuros para evitar que se vea de afuera. Estamos en un mundo donde la mayoría de las personas porta una cámara y un micrófono a donde vaya, estamos hablando de los dispositivos móviles.
Sumado a esto, se debe tener presente que ni los propios usuarios saben quién más tenga acceso a su información almacenada. Como pueden ser agencias de mercadotecnia, Estados, anunciantes, cibercriminales o hackers, entre otros. Por esto, Internet y la hiperconectividad han revolucionado también las cuestiones de privacidad y seguridad.
Distinguir entre “seguridad y privacidad” digital u offline ya es algo del pasado. La frontera online/offline prácticamente ya pasó al olvido, porque lo que ocurre en un entorno, tiene consecuencias en el otro. Por ejemplo, desde una discusión por una foto que se sube a una red social (acto en vida offline, aparece en un entorno online, tiene consecuencias en el mundo offline), hasta situaciones críticas en grandes empresas o gobiernos. Basta recordar en el impacto y repercusión que tuvo el ataque a Sony (acto en la vida online que tuvo consecuencias en la vida offline).