Esto ya casi se ha transformado en una tradición de la civilización occidental (y oriental).
Cada mes de septiembre el mundo literalmente se paraliza para escuchar de manera atenta a los directivos de Apple presentar la nueva versión de su popular y deseado iPhone.
Desde un escenario en San Francisco todos los fanboys suspiran y miran con deseo el último fetiche salido de Cupertino; este año correspondió al iPhone 7 equipo que, entre múltiples características novedosas, presenta una “falta”.
Los ingenieros de Apple decidieron eliminar la entrada de 3.5 milímetros para los audífonos para presentar unos que se conectan en forma inalámbrica. De la misma forma, «echaron» a la caja una pequeña extensión la cual adapta una de estas entradas al cargador Lightning.
Apple tiene una trayectoria de eliminar accesorios de sus equipos que otros consideran útiles sino vitales: ellos fueron los primeros en eliminar el floppy disk y más tarde las unidades ópticas. Hay que decir que en la actualidad la única forma en que recordamos al floppy es que se transformó en el ícono de “guardar” mientras que las unidades de disco están prácticamente de salida.
Un alarde visionario, podríamos decir.
La tecnología que implica la entrada de 3.5 milímetros tiene prácticamente un siglo, sin embargo no por ello está “de salida”.
Basta hacer una pequeña reflexión para acordarnos que está presente prácticamente en TODOS los aparatos que tengan involucrado un audífono o una salida de audio: radios, stereos automotrices, juguetes, consolas de juego (portátiles y fijas), walkie-talkies, monitores de bebe, relojes despertadores, cámaras, consolas de producción de audio y video, sistemas de comunicación y sin olvidar prácticamente TODAS las computadoras y teléfonos celulares (de todas las gamas).
La eliminación de discos y «cedés» puede responder a la necesidad de hacer más fácil el manejo de datos fuera de los discos duros de nuestras computadoras; dejaron de usarse en favor de sistemas más sencillos, más potentes y prácticos, como las memorias flash (a las que mal-llamamos “memorias USB”).
¿Es éste el caso para la salida del puerto de 3.5 milímetros?
La solución de Apple es la de la utilización de audífonos inalámbricos, mismos que necesitan su propia fuente de energía por lo que requieren ser cargados de manera periódica. En el caso de que el usuario no quiera gastar en un juego de estos (que supera los $3,500 pesos) podrá recurrir a los audífonos con entrada Lightning o a la extensión pero, por su misma naturaleza, no podrá escuchar música mientras que el equipo se está cargando (que en el caso del iPhone es mucho tiempo).
¿Todos los audífonos que ya se han comprado por distintas razones? Pues pasarán en automático a la caja de gadgets arcaicos y desechados. Al basurero de la historia, pues…
¿Es esto práctico?
Una primera aproximación lógica me dice que no.
Con la eliminación de lasalida de audio Apple ha logrado endosar a sus usuarios -a sus fieles usuarios- una nueva preocupación.
Supongamos que este decide invertirle (a su ya muy caro teléfono) otro dinerito y comprar los nuevos Air Pods.
El primer problema radica es que, junto con su smartphone, tendrá que llevar otro cargador para mantenerlos en uso. No querrá quedarse sin escuchar música. Pero además tendrá que estar muy pendiente de no perderlos debido a su tamaño. Es aquí cuando surgen las siguientes preguntas:
Si pierdo, digamos, el audífono del lado derecho… ¿Podré comprar sólo éste? En dado caso de que consiga el que me falta… ¿Podré aparearlos?
Según mi muy personal opinión, el nuevo sistema trae más problemas de los que soluciona y sólo logrará enfurecer a los fieles seguidores de la marca.
¿Tú qué opinas? Nos gustaría escuchar tu punto de vista y, para que te animes a hacerlo, te dejamos un sitio (de broma) que ofrece una divertida opción para que transformes tu iPhone 6 en un iPhone 7 con un gasto mínimo.