El triunfo en las elecciones de este domingo hará que su dominio político en el país cumpla casi un cuarto de siglo al 2024, cuando tenga 71 años; y será el mandato más largo desde el dictador Josef Stalin.
El presidente ruso, Vladimir Putin, disfruta este lunes de su reelección tras una aplastante victoria en las urnas que extenderá su mandato en el país más grande del mundo por otros seis años, en momentos en que sus relaciones con las potencias de Occidente se vuelven cada vez más ásperas.
La victoria de Putin hará que su dominio político en Rusia cumpla casi un cuarto de siglo al 2024, cuando tenga 71 años, en el mandato más largo desde el dictador soviético Josef Stalin. El presidente prometió que usará su nuevo periodo en el poder para reforzar las defensas de Rusia contra Occidente y mejorar la calidad de vida de la población.
En un resultado que nunca estuvo en duda, el Comité Central Electoral, con casi un 100 por ciento de los votos contados, anunció que Putin había obtenido un 76,66 por ciento de los sufragios. Putin ha postulado a presidente o primer ministro de Rusia desde 1999.
En un discurso ya por la noche cerca de la Plaza Roja, Putin dijo a una muchedumbre que lo vitoreaba que interpretaba su victoria como un voto de confianza sobre lo que ha logrado en los últimos años ante condiciones difíciles.
“Es muy importante mantener esta unidad”, declaró, antes de llevar a la multitud a gritar “¡Rusia!” en reiteradas oportunidades. Posteriormente, declaró en una reunión de partidarios, que se avecinan tiempos difíciles, pero que Rusia tiene una oportunidad de lograr “un avance”.
Respaldado por la televisión estatal, el partido oficialista y acreditado por un índice de aprobación cercano al 80 por ciento, el mandatario no enfrentaba alguna amenaza creíble de sus siete competidores.
Su rival más cercano, el candidato del Partido Comunista Pavel Grudinin, obtuvo un 11,8 por ciento de los votos, según resultados casi finales, mientras que el nacionalista Vladimir Zhirinovsky se quedó con un 5,6 por ciento.
Cifras casi definitivas muestran una participación de 67,47 por ciento en la elección, poco menos que el 70 por ciento al que apuntaba el Gobierno, según medios rusos, antes de los comicios.
Las relaciones de Moscú con las potencias de Occidente se han deteriorado casi al nivel visto tras la Guerra Fría, pues las naciones están enfrentadas en temas como la guerra en Siria, la situación en Ucrania, acusaciones de intromisión rusa en las elecciones de Estados Unidos en 2016, ataques informáticos y el envenenamiento en Reino Unido de un exespía ruso y su hija.