Estamos a 22 días de la elección y los ánimos parecen sumamente caldeados; en las redes sociales los dimes y diretes en pro y en contra de los distintos candidatos están a la orden del día y la discusión está llegando a puntos muy álgidos.

Creo que todo ese flujo de opiniones e ideas es bueno y sano para una democracia; nada mejor que los propios ciudadanos nos hagamos cargo de cada uno de los temas.

Sin embargo una de las cosas que más han causado ámpula es el tema de las encuestas y la supuesta utilización de ellas para ayudar o perjudicar a determinados candidatos.

Lo malo de este asunto es que estamos repitiendo de manera inconsciente lo ocurrido hace seis años: el candidato de las izquierdas ha salidos a decir que la mayoría de las encuestas, las que no lo ponen en un lugar cercano o superior al líder, están “cuchareadas”.

Que sólo las suyas (las que nunca vemos) y la del diario Reforma (que lo colocó a dos puntos del líder) son las buenas.

Al parejo de este argumento habla sobre una guerra sucia (igual que el sexenio anterior) planteada desde los medios de comunicación. Sin embargo lo que ahora parece nuevo es que en vez de esperarse a los resultados ya está cantando fraude: si estos no lo favorecen, es que hubo chanchullo.

Insisto, no soy priista ni de ningún otro color, trato de ver las cosas lo más imparcialmente posible, pero algo he aprendido sobre encuestas así como de estadística y, con los resultados publicados por la mayoría de las casas encuestadoras serias, es muy posible que el ganador sea el candidato del PRI.

Si eso ocurre ya deberíamos de prepararnos para las consiguientes reacciones del sector más radical de esa izquierda: marchas, plantones, gritos y sombrerazos ya que, al igual que el sexenio anterior, argumentarán fraude y cochupo para intentar intimidar y hacerse del poder en lo que sería un golpe de estado “light”.

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Hablar de un fraude, aún antes de que se realicen las elecciones, se me hace muy aventurado; no sólo es una forma de amenazar a los contrarios de que si ganan van a tener un pleito si no también es azuzar a los más radicales si el resultado no se da según sus deseos.

Si la mayoría de los electores quieren dar la oportunidad de gobernar a un priista es por muchas razones: el lógico desgaste del partido en el poder, la falta de propuestas nuevas o mejores que las de hace seis años por parte de la izquierda, etcétera.

Otra cosa que debemos de darnos cuenta, sobre todo los que vivimos en la Ciudad de México, es que cada sector del país tiene ideas políticas muy diferentes y si mientras este DF es obradorista y perredista de hueso colorado basta cruzar la frontera del Estado de México para encontrar una realidad política diametralmente opuesta. Lo mismo ocurre en las redes sociales como Twitter donde parece que todos son anti-peñistas pero que nadie toma en cuenta que los tuiteros, aunque muy escandalosos, son una verdadera minoría.

Si los posibles votantes no se han volcado a favor de la izquierda o la derecha se debe sencillamente al hecho de que ninguna de las dos pudo mostrar un candidato con dotes de estadista. Alguien que pudiera convencer a la gente de que su propuesta es la mejor.

Lo que está ocurriendo, para bien o para mal, es que el PRI les comió el mandado colocando a un tipo con carisma. En vez de reconocer y enmendar esta falla, prefieren presentar todo el asunto como un nuevo ataque de “las oscuras legiones del mal que no quieren el progreso de la gente”.

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Aún quedan 22 días antes de las elecciones sin embargo las tendencias de la mayoría de las encuestas ya comienzan a perfilar los resultados. Esta vez tendremos conteos rápidos y los resultados listos quizá antes de la media noche.

Esperemos, por el bien de este país, que sean tomados de manera civilizada por todos los contendientes; que los que no ganen se dejen de desgastar en “infiernitos” y se transformen en oposición real; que utilicen su capital político para ser el contrapeso del futuro gobierno y de esa manera prepararse para futuras contiendas con propuestas reales y nuevas caras.

Foto:ismael villafranco via photo pin cc