Una de las dudas que siempre tuve durante mi infancia era la del método para establecer cuando se celebraba la Semana Santa.
No podía imaginarme que clases de sesudos cálculos utilizaban para determinar la fecha de una celebración que más bien parecía errática.
“¿Por qué no la ponen en una fecha específica y se olvidan de broncas?” me preguntaba con esa lógica que a veces los niños parecen entender mejor que los adultos.
Luego de que crecí, durante un lapso de curiosidad me di a investigar como carambas el hacen para determinar cuándo es Miércoles de Ceniza y cuándo Domingo de Ramos; vaya, me seguía pareciendo muy raro que tales fechas no estuviesen definidas de una manera lógica.
Si ustedes se van a la Wikipedia verán que la forma en que se determina cuando cae la semana santa es todo un circo: el Domingo de Resurrección (el domingo en que les ponen huevitos de chocolate a los niños) “es el domingo inmediatamente posterior a la primera Luna llena tras el equinoccio de primavera”.
Va en español:
Después del equinoccio de primavera (que oficialmente es el 21 de marzo –día que los más cínicos dicen que es el de “San” Benito Juárez–) hay que esperar la luna llena; el domingo siguiente a esa luna llena, es el Domingo de Pascua. Es por eso que se dice que es determinado por el calendario lunar.
Este cálculo, basado en la forma en que se calculaban fechas en la Edad Media, hace que el Domingo de Pascua pueda fluctuar entre el 22 de marzo y el 25 de abril, prácticamente un mes.
Otro de los temas en torno a semana santa es lo mucho que ha cambiado nuestra cultura y nuestra forma de ver las cosas a lo largo de los años.
No hace mucho tiempo la Semana Santa (con Cuaresma incluida) era una época de recogimiento y meditación; nada comparable a lo que es ahora: una semana prácticamente dedicada a los excesos y al relajo.
Hace unos años incluso mucha gente evitaba las diversiones, ir al cine, escuchar música e incluso el cotorreo con los amigos; particularmente el Viernes Santo era un luto espantoso donde lo único bien visto era la oración. En la actualidad en algunos lugares que presumen de ser “bien católicos” es común que la gente utilice ropa oscura y hasta crespones negros para manifestar su luto.
Nada en comparación con los concursos de beber cerveza, playeras mojadas o el simple hecho de pasearse en traje de baño por las doradas playas de diversos destinos vacacionales.Creo que en la actualidad la única visita de las siete casas que se realiza es a cantinas, bares y antros.
En fin, disfruten su semana santa, no se pongan muy locos y, si se no tienen chance de salir de viaje, aprovechen para hacer algo diferente.