Por alguna razón, y así lo expresé a través de un “tuit”, durante el debate de la noche de ayer me acordé de aquellos patéticos espectáculos (que iniciaron en los años cincuentas y que recientemente fueron revividos) de agarrar un bonche de personas de pequeño tamaño y ponerlas a realizar cabriolas de lucha libre.
El “Octagoncito”, “El Perrito Aguayo”, entre otros hiper-creativos nombres que les pusieron para emular a los “grandes” y atraer al público.
Por supuesto que, si la lucha libre normal es una puesta en escena, esto era una especie de sainete que, bien visto, lo que provocaba era más bien lástima.
Eso mismo me pasó ayer: me dio lástima por este país. Por su formato y arreglo entre partidos el famoso debate se veía venir acartonado y artificial sin embargo no contamos con que los candidatos lo llevaran a infra niveles insospechados.
Enrique Peña Nieto
Como siempre enamorando la cámara con su imagen pero justificando que “no tenía tiempo para defenderse” de la unión tácita entre los candidatos del PAN y PRD quienes se dedicaron a tirarle y duro.
El candidato del PRI se veía acartonado y no dijo una sola propuesta original, revolucionaria o que siquiera merezca el recuerdo; se plantó en los sitios comunes de la violencia y la pobreza.
Josefina Vazquez Mota
Aunque con una imagen un poco más juvenil la panista basó su alegato en tirarle al priista; sacó el caso Paulette, un poco a fuerzas y las pocas propuestas que hizo se notaron como de relleno entre los ataques al Peña Nieto.
Andrés Manuel López Obrador
Este sigue en el 2006, se le olvidó que lo que queríamos oír eran propuestas y desperdició su tiempo entre lecciones de historia ramplonas y acusaciones de sus eternos enemigos (Carlos Salinas de Gortari y Televisa entre otros).
Gabriel Quadri de la Torre
Creo que dentro de todo el circo, este fue el más moderado y propositivo; llamó mi atención que muchos “tuiteros” se refirieron a él como el que mejor se presentó. Indudablemente Quadri sabe que no tiene oportunidad sin embargo está aprovechando todo el irigote para dar a conocer su agenda que, vista de manera objetiva, es muy propositiva en cuanto a temas ecológicos.
¿Quién ganó?
Definitivamente Julia Orayen, la edecán que se vio al principio de la transmisión y que causó furor en las redes sociales al grado que alguien fue a abrir una cuenta de Twitter bajo el nombre de @EdecandelIFE para echar relajo durante la transmisión
La verdad es que el debate fue más circo (así se vivió en redes sociales) que el ejercicio político que debería haber sido.
¿La culpa?
Los propios partidos políticos que así se lo sirvieron y que así sintieron que protegían a sus candidatos.
Todo terminó en demostrarnos que esa lucha política está siendo realizada por “enanos” por su falta de propuesta, por su falta de compromiso con nosotros, los que los vamos a contratar por un sexenio y por su falta de ideas.
Pobre México.
