Jean Giraud, mejor conocido como Moebius, fue una de las más grandes fuerzas creativas del “Bandes dessinées” tal como se llaman los muy influyentes comics creados por y para el público francés y francófono de Bélgica (quizá el más famosos representante de este género sea Tintín).
El arte de Moebius ha sido un referente en la iconografía de las novelas gráficas durante la segunda mitad del siglo XX; saltó a la fama con Blueberry (curiosamente, bajo el seudónimo de Gir), western gráfico basado en guiones de Jean-Michel Charlier así como en su muy poderoso arte.
Contrario a la tradición, la historia de Blueberry fue un anti-héroe que rompió con los moldes tradicionales del western (una especie de Sergio Leone gráfico); la historia se transformó en todo un ícono del comic mundial.
Lejos del oeste, el trabajo de Moebius se concentró en historias de ciencia ficción cuyos trabajos más conocidos son:
Arzach, una serie de historias que Giraud dibujaba sin necesidad de introducir diálogo (la leyenda dice que inspiró la última historia de la película Heavy Metal de 1981.
Airtight Garage; serie que empezó a aparecer en la revista francesa Metal Hurlant y que más tarde brincó a la popularérrima revista estadounidense Heavy Metal.
The Incal podría ser el comic europeo más divulgado en el mundo: más de un millón de ejemplares vendidos en más de veinte idiomas; escrito por Alejandro Jodorowsky, llevó a ambos a un pleito en contra del director Luc Besson, creador de la película “The Fifth Element” por plagio de varios elementos en su cinta, aunque la demamanda no progresó, ambos sostuvieron siempre que sus ideas habían sido utilizadas.
Moebius también participó en los storyboards de varias películas entre las que destaca Alien, Willow y Tron.
Conocido por un estilo hiperrealista, los dibujos de Moebius nos llevan a través de una abarrotada belleza un sitio diferente y a veces oscuro; desde sus personajes (que incluyen muchísimo erotismo) hasta sus escenarios; los universos creados por el dibujante francés nos parece oscuro pero luminoso, brutal pero sutil.
La visión de sus páginas lleva a replantearse el tema de la creatividad gráfica y tienen una vitalidad que, a pesar de la edad, siguen siendo altamente vigentes y gloriosos.
Salve al gran Moebius, que acaba de encontrarse con una eternidad, misma que él ya buscaba en sus geniales dibujos.